En Oberá, Cesar empezó a caminar; le fascinaba patinar en el
barro colorado cuando llovía, amasarlo y ensuciarse... era muy
gracioso; allí también comenzó el Jardín de Infantes en el Instituto
Sueco "Linneo". Al principio no quería quedarse; entonces
lo mandábamos con el Dr. Pereyra.
Por la mañana concurría al Jardín y su materia preferida fue
siempre matemáticas, como su padre. Por la tarde se divertía
con un conejo blanco, al que bañaba y ponía talco y perfume,
luego lo envolvía en un toallón y lo paseaba con una vecinita.
Era su preferido, junto con una ovejita a la que le daba la
mamadera. Muchas veces su abuelo materno venía de Buenos Aires
a quedarse con nosotros y jugaban juntos; él también lo quería
mucho.
Diario La Nación - 1994
Viajábamos continuamente durante años, llevando
automóviles de Buenos Aires a Oberá. Eran tiempos muy difíciles
para César. Cuando se despertaba nunca sabía dónde o en que lugar
o provincia se encontraba, siempre en la ruta por días y días.
Pasaporte de Lila con su nombre completo de
casada
Con su papá se iba a pescar, también jugábamos
al fútbol; su niñera Elida Solis, que sólo tenía 15 años
cuando vino de Bella Vista, Corrientes, a cuidarlo, soportaba
todos sus juegos y ocurrencias: se divertían mucho. Eli se quedó
con nosotros hasta que Cesar cumplió 20 años.