Yo quería además agregarle a ese nombre uno de los tres que
tenia su papá: Gondebaldo Absalón Plínio Tucci, a quien
nosotros le decíamos cariñosamente "Tito" y convinimos
en agregarle "Plinio"; ese segundo nombre a él nunca le gustó.
De chiquito lo llamábamos "Chésari".
Tito había jugado muchas apuestas con amigos de que sería "varón"
y tal era su alegría que besaba a las monjitas, brindaba con whisky....no
cabía en sí de la alegría: por fin se concretaba el sueño de su
vida.
El moisés de broderi lo preparó mi amiga María de las Mercedes
Martínez Bosoletti y su mamá también tejió una canastita llena
de escarpines que aún conservo.
Cesar siempre ocupó nuestra mente y corazón y fue lo más importante de nuestras vidas.